Autor: Dr. Wilmer Saavedra Espinoza
El Perú es un país con una de las geografías más extremas constituyendo la base de su extraordinaria diversidad geográfica y cultural. Las características altitudinales junto con las condiciones latitudinales imprimen una elevada complejidad al territorio peruano, que en el tiempo sigue expuesto a una diversidad de fenómenos naturales que lleva a la población a convivir con diferentes escenarios de riesgo que devienen en emergencias y desastres de gran magnitud y que han afectado el tejido social de la población y sus medios de vida. En adición, la elevada vulnerabilidad de la población evidencia una ruptura con la memoria del territorio y una creciente cultura de ocupación ajena a sus características inherentes como territorio.
Los procesos migratorios y las expectativas que surgen en los lugares de llegada han propiciado la coincidencia de diversas visiones en un mismo territorio, enriqueciendo así la diversidad social y cultural de estas áreas. No obstante, el éxodo de las zonas rurales y la concentración de población en las ciudades, han tenido repercusiones en el acceso desigual a los servicios del Estado, así como a la infraestructura vial, las comunicaciones, el equipamiento social, los mercados y los servicios culturales[1]. Todo ello constituye las barreras que deben enfrentar las entidades del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD) cuando ocurren desastres donde se pone a prueba la logística humanitaria.
El 2024 fue un año de grandes pérdidas que se calculan en 320,000 millones de dólares a consecuencia de desastres de gran magnitud a nivel global con un saldo de 11,000 personas que perdieron la vida; los huracanes Helene y Milton azotaron Estados Unidos entre septiembre y octubre respectivamente, siendo los desastres más destructivos de 2024. Otro desastre devastador fue el terremoto en Japón del 1 de enero, con una magnitud de 7,5 Mw., donde perdieron la vida más de 200 personas con un daño severo a la infraestructura y afectación a los servicios de electricidad y agua durante semanas, las pérdidas se estimaron en 15,000 millones de dólares. El 2024 es sinónimo de las consecuencias del calentamiento global: con temperaturas medias anuales que superaron por primera vez en 1,5 °C los niveles preindustriales. Esto convierte a los últimos once años en los más cálidos desde que se empezaron a llevar registros sistemáticos[2]. En esa línea la 20ª edición del Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial, revela un panorama mundial cada vez más fracturado, en el que los crecientes desafíos geopolíticos, medioambientales, sociales y tecnológicos amenazan la estabilidad y el progreso, es así que de los 10 riesgos globales 5 están asociados al cambio climático en un horizonte de 10 años.[3]
Según el Resumen Cronológico de Emergencias y Daños Personales, Periodo 2003-2023 publicado por el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI)[4] se evidencia que ocurrieron 112, 071 emergencias que afectaron a más de 20 millones de personas y provocaron 3,300 muertes. Los fenómenos más devastadores fueron las lluvias intensas, inundaciones, los terremotos y las bajas temperaturas, provocando importantes pérdidas materiales y humanas. Por ejemplo, mientras que los sismos dejaron 377,171 personas damnificadas, las inundaciones afectaron a 2’198,779 personas y las lluvias intensas afectaron a 4’700,668 personas. Esta situación resalta la necesidad de fortalecer la Política Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres al 2050 (PNGRD 2050) y su implementación en el Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres 2022-2030 (PLANAGERD 2022-2030), así como promover estrategias innovadoras en los procesos de la gestión del riesgo de desastres.
Abordar propuestas innovadoras para la respuesta a desastres es centrarse en el Objetivo Prioritario 5: Asegurar la atención de la población ante la ocurrencia de emergencias y desastres, Lineamiento 5.1: Mejorar la capacidad de respuesta en los 3 niveles de gobierno (carácter inclusivo y enfoque de género e intercultural) de la PNGRD al 2050. Esta articulación se operacionaliza en el PLANAGERD 2022-2030 mediante la Acción Estratégica Multisectorial 5.1: Fortalecer capacidades de preparación para la respuesta con carácter inclusivo y enfoque de género e intercultural y la Acción Operativa Multisectorial 5.1.3: Capacidades en infraestructura, equipamiento y bienes de ayuda humanitaria fortalecidas en las entidades del SINAGERD, en esa coherencia la iniciativa implica la utilización de una tecnología eficiente y apropiada que permita la integración de drones en la logística humanitaria (LH).
El empleo de drones es una propuesta innovadora con tecnología de punta para mejorar la LH. Los drones pueden acelerar y ampliar la entrega de bienes ayuda humanitaria, pero su integración enfrenta desafíos normativos regulatorios, operativos y logísticos, capacitación del personal y una logística precisa para coordinar los vuelos en entornos complejos. Cabe señalar que Japón, ha dado a conocer su plan estratégico para fortalecer la capacidad de respuesta ante emergencias, con especial énfasis en la lucha contra incendios y en garantizar una mejor preparación frente a sismos de gran magnitud. Para ello ha implementado drones especializados para una respuesta más eficiente[5].
La palabra UAS (Sistemas de Aeronaves no Tripuladas, por sus siglas en inglés) incluye las expresiones UAV, RPA, RPAS, VANT, DRON o DRONE. Fue en el 2006 cuando la Federal Aviation Administration (FAA) otorgó los primeros permisos comerciales para que drones no militares pudieran ser utilizados a nivel empresarial y recién el 2015 se permitió abrir el espacio aéreo a estas aeronaves no tripuladas. De esta forma, inició su comercialización en ese país permitiendo su empleo en muchos campos.
La implementación de drones en la LH en el Perú requiere establecer lineamientos claros y regulaciones adecuadas para garantizar un uso responsable y efectivo para mejorar la eficiencia y efectividad en la distribución de ayuda humanitaria en situaciones de emergencia y desastres, los drones son una propuesta ideal para la entrega rápida de suministros médicos, alimentos, agua y otros recursos vitales a áreas afectadas, superando obstáculos geográficos y logísticos. Con ello se optimiza los esfuerzos de la respuesta humanitaria y garantiza una distribución equitativa de la ayuda, esta propuesta requiere: Capacitación del personal en el uso de drones, establecimiento de protocolos de operación y seguridad, integración de la tecnología de drones en los planes de respuesta a desastres, coordinación y gestión de recursos para el empleo de drones en desastres de gran magnitud, asignación de recursos y personal especializado, comunicación y coordinación con autoridades y organizaciones humanitarias, logística de despliegue rápido de drones en zonas afectadas, evaluación de impacto y efectividad del empleo de drones en situaciones de emergencia, monitoreo de resultados y beneficios obtenidos, análisis de costo-beneficio y eficiencia en la utilización de drones y mejora continua de estrategias y protocolos basada en evaluaciones de desempeño.
Actualmente, la Ley N° 30740 – Ley que regula el uso y las operaciones de los Sistemas de Aeronaves Pilotadas a Distancia (RPAS), no contempla el empleo de Drones para el SINAGERD, así también la Norma Técnica Complementaria N°001-2015, emitida por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) sólo contempla la operación de un RPAS en zonas urbanas y podrá autorizarse excepcionalmente a los RPA con un peso máximo de despegue de hasta 6 kg equipados con paracaídas de emergencia, sólo para el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú y el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), en actividades de búsqueda y salvamento, en el combate de incendios y otras emergencias.
Por tal razón esta propuesta de tecnología e innovación significa cambios estructurales y no estructurales, para ello es importante tomar en cuenta el principio protector de la Ley N° 29664-Ley del SINAGERD, que eleva a la persona como el fin supremo de la Gestión del Riesgo de Desastres, coherente con ello la Secretaria de Gestión del Riesgo de Desastres de la PCM (SGRD-PCM) en su calidad de órgano rector del SINAGERD debe proponer los cambios en la PNGRD al 2050 (Objetivo Prioritario 5) y su implementación en el PLANAGERD 2022 – 2030, así también debe coordinar los cambios en la Ley N° 30740, por su parte el INDECI como principal actor debe reformular los Lineamientos para la implementación de los procesos de la gestión reactiva contenido en la RM N° 185-2015-PCM. La propuesta requiere de varios actores liderada por la SRGD-PCM a través de una mesa de trabajo con el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), la Fuerza Aérea del Perú dado que por Decreto Supremo N°1139, tiene facultades exclusivas y excluyentes en materia de Control, Vigilancia y Defensa del Espacio Aéreo Nacional; para ello la Institución dispone de la Dirección de Investigación y Desarrollo de Proyectos (DIDEP) que mediante Ordenanza FAP 20-39, tiene la misión de asesorar, proponer y ejecutar proyectos de investigación, desarrollo e innovación en el campo de la ciencia y la tecnología aeroespacial que contribuyan con el desarrollo económico y social del país, considerando además que la FAP es parte del Sistema de Cooperación entre las Fuerzas Aéreas Americanas (SICOFFA) y constantemente despliega sus capacidades militares en apoyo a la Gestión del Riesgo de Desastres nacional e Internacional; otro actor es el Ministerio de Relaciones Exteriores y las entidades del SINAGERD para los respectivos consensos a fin de obtener unanimidad en la propuesta para fortalecer la infraestructura de soporte y mejora de la coordinación interinstitucional en el uso de drones en la LH, asegurando los requerimiento de su implementación detallado líneas arriba.
[1] Esta dinámica territorial se puede identificar, a diferentes escalas, en todas las regiones del país. Se tiene como referencia el fragmento sobre la realidad en la sierra andina del departamento de Piura. Canziani, Revesz y Belaunde (2015) Piura: ciudades intermedias y desarrollo territorial. En Ciudades intermedias y desarrollo territorial. Fondo editorial PUCP.
[2] Thomas, B. (2025) Munich RE: https://www.munichre.com/en/company/media-relations/media-information-and-corporate-news/media-information/2025/natural-disaster-figures-2024.html#-1537950557
[3] World Economic Forum (2025). 20Th edition of the global risk report: https://www.weforum.org/publications/global-risks-report-2025/
[4] Instituto Nacional de Defensa Civil [INDECI], 2024. p. 30).
[5] Goberna (2025). https://grupogoberna.com/el-nuevo-enfoque-estrategico-de-japon/#elementor-toc__heading-anchor-0